Aquel
fatídico día en el que despertarían a la cansada Ayshane de su
sueño reparador, había llegado, no tan sólo la habían despertado
sino que sus personalidades protectoras se habían fusionado. Ahora
tan sólo se podían aprecias aquellos increíbles ojos azul
eléctrico. Unos ojos que a su corta edad ya habían visto suficiente
del mundo.
Su
propia madre la había abandonado, pero ésto tan sólo era una
pequeña parte. Antes de eso Apollymi la había traicionado de tal
forma que se apropió del cuerpo de Ayshane metiéndose en él hasta
tal punto que se encontró al borde de la muerte.
Apollymi
había sido liberada de su prisión y ella no pudo hacer
absolutamente nada para detenerla. El mínimo movimiento le traería
la muerte, puesto que las heridas mortales infringidas por su propia
hermana se reabrirían. Apollymi gozó de una victoria rápida y
fácil. Sobre todo fácil. Ayshane no podía ni imaginarse el estado
del Inframundo en ese momento...
Aún
así, que tan sólo la llegada de su propia hermana por aquella
puerta de la mansión de los Kyur hubiera provocado tal fusión entre
sus dos personalidades regenerativas...
Las
cosas sucedieron de tal forma que todo se resumía en un nombre: Nyx,
la diosa de la noche.
Se
imaginó que Nyx había entrado en aquella mansión con la certeza de
que quizás cabía la posibilidad de encontrar a su hermana, pero tan
sólo se había encontrado con Chruse y Nheviden. Los cuales al verse
directamente se habían fusionado en un sólo ser. Ante aquella
fusión, un mecanismo se activó y aquellos ojos azul eléctrico
volvieron a aparecer. No podía ser una buena señal...
La
actual Ayshane daba más miedo del habitual, aunque su antiguo
aspecto no fuera espeluznante de por sí, su personalidad sí lo
había sido. Aún así, parecía sacada de otro mundo con aquella
sonrisa lasciva fusionada con la mirad del cuerpo de Nheviden y la
otra mitad del cuerpo de Chruse.
Resultaba
extraño, y si estaba tan sacado de la normalidad... Lo que fuera que
ocultara Ayshane no sería mucho mejor.
-¡Tú!
¿Cómo osas interrumpir mi sueño? ¿Acaso intentas rematarme?
Zessnyu,
el actual guardián de Ayshane, se temía lo peor. Aquella voz
pertenecía a la propia Ayshane, no a ninguna de las dos
personalidades que había conseguido crear antes de caer en un sueño
profundo y reparador. Había perdido la cuenta de los meses que su
ama llevaba durmiendo, pero no podía deparar nada bueno su despertar
tanto para su ama como para él mismo. Si tan sólo lograra
transformarse, ese sería un problema para todos... Nadie en este
mundo terrenal, estaba preparado para ver su verdadera forma, su
verdadera naturaleza. Nadie, jamás lo estaría.
Pero
Ayshane se conocía precisamente por sorprender a la gente, así que
no fue de extrañar que de su espalda comenzarán a surgir dos alas
largas y emplumadas. Había comenzado la transformación. Y una vez
transformada sería más peligrosa de lo que había sido nunca, pues
un ala blanca y un ala negra tan sólo significaban el fin del mundo.
Tan sólo
significaban, que tendrían que correr. Huir y esconderse, pues la
antigua Ayshane estaba oficialmente muerta y la de ahora, aquella
genuina figura que empezaba a formarse a partir de sus restos, una
figura de mujer madura con aquellos ojos azul eléctricos. Con el
pelo tan largo que rozaba la parte inferior de su espalda... Ya no
era Ayshane, era quién estaba destinada a ser. Dara.
Atte: Señoríta Ayshane.
Atte: Señoríta Ayshane.